Capítulo 5: El collar

... conseguir entradas para el cumpleaños del alcalde.

- ¿Desde cuándo sabes la fecha del cumpleaños del alcalde?
- Desde que mis planes tienen un proceso de análisis previo
- Jeje... ¿y también sabes ya cómo conseguir las entradas?
- Bueno, quizás el inspector Martínez no apareció por casualidad...

Esa frase no gustó a Ana. ¿No podía estar tranquila ni cinco minutos?

- Me dijiste que no robaste ese collar Raquel.
- No lo robé. Aunque quizás sepa dónde está.


A las seis de la tarde sonó el timbre por segunda vez durante aquél día. Era el inspector, pero Ana no se pondría nerviosa al verle. Ahora estaba (muy bien) vestida. Dressed for success, como le dijo Raquel.

- Buenas tardes inspector
- Buenas tardes. Veo que ha tenido tiempo de vestirse.
- Y yo veo que usted sigue igual de amable.

Aquel hombre le sacaba de sus casillas, pero no era momento de empezar a discutir.

- ¿Quiere tomar algo?, preguntó mientras se dirigía a su mini bar particular.
- No gracias. Soy como Jose Luis Torrente.

Ana paró en seco. ¿Había escuchado bien? ¿El inspector tenía como referente al policía más asqueroso del cine? No sabía muy bien porqué, pero aquello le decepcionó. Se giró mirando al inspector confundida.

- No bebo en horas de servicio

Ana no pudo reprimir una risa nerviosa y un suspiro de alivio. Seguramente aquella era la única frase coherente de toda la película. Pero en lo planeado no había nada de suspiros ni risas nerviosas ni cosas por el estilo. Ella sí se sirvió una copa, la necesitaba. Encendió la minicadena. Pero las palabras del inspector llegaron antes que la música.

- Perdone señorita, ¿Le importa empezar la fiesta un poco más tarde? Solo quería hacerle un par de preguntas, tengo un poco de prisa...

Suerte que estaba de espaldas porque aquella frase le subió los colores. Aquel hombre era de piedra y encima estaba estresado.

El meticuloso plan que habían diseñado durante toda la tarde se había ido al traste en cinco minutos. Intentó inspirarse mientras se bebía media copa de un trago. Era momento de improvisar.

- ¿Y porque tiene tanta prisa Inspector, sino es mucha indiscreción?
- Pues sí que es indiscreción. Pero si va a servir para que colabore un poco, le diré que el alcalde me ha invitado a una fiesta esta noche y no quiero hacerle esperar.

Un rayo de esperanza. Había que jugársela.

- ¿Una fiesta con los mandamases? Que interesante... Oiga, si le dijera dónde está el collar, ¿me dejaría ser su pareja? Puede ser una buena ocasión para decirle un par de cosillas a mi querido alcalde.
- ¿¿Cómo??

Ana no se atrevió a responder. Ni siquiera a mirarle.

Fue hacia el teléfono y lo cogió nerviosa. Seguro que el inspector lo notaba porque marcaba los números con los dedos temblando. Maldita Raquel, pensó mientras escuchaba los tonos.

- Digui?
- ¿Señora Rius?
- Si
- Soy Ana, la chica del ático.
- Hola maca!
- Hola... mire tengo aquí al Inspector Martínez, por lo de su collar... y estaba pensando que el otro día me crucé con su hija, y me dijo que con los robos que había últimamente por la zona, había decidido guardar sus joyas dentro del horno. Que como ya no lo utilizaban y los ladrones nunca mirarían ahí...
- Com? ¿Que la niña ha metido el collar en el horno?
- Es lo que me dijo ella señora Rius...
- Ai nena que raro, voy a mirar...

Ana sabía que aquello tenía muy poco sentido. El inspector intentaba entender que estaba pasando. Y Raquel, desde el baño, murmuraba un Padre Nuestro.

- Maca! Que si que està! Ai mira que bé! Aquesta noia no està mai i quan ve fa el que li dona la gana!
- ¿Sí? ¿Sí que está señora Rius? Mire pues ahora se lo digo al señor Martinez. Creo que le hemos ahorrado mucho tiempo.

Colgó y se quedó mirando al inspector. Parecía un juez pensando si anularle la condena o sentenciarle a cadena perpetua.

a)De acuerdo, acompañame a la fiesta. Así me explicará unas cuántas cosas.
b)Señorita, creo que dónde me va a acompañar usted es a la comisaría.
c)Bueno, pues si el caso está resuelto, ya no estoy de servicio...