Capítulo 7: Problem Child

... No entra en los planes derretir ningún hielo.

La pareja artificial entró sonriente y cogida del brazo a la fiesta, pero en cuanto el inspector se paró a hablar con un colega suyo, Ana se centró en el primer objetivo de la velada…

En ese mismo momento, Raquel se preparaba para una noche de acción gritando por toda la casa su canción favorita, y a la vez se iba poniendo la ropa que había elegido para la ocasión, mirándose en el espejo entre prenda y prenda.

Si su madre se enterara de sus intenciones le diría que aquello no estaba nada bien. Pero si siempre hubiera seguido sus consejos, ahora sería monja de clausura. Como mínimo.

I’m hot, and when I’m not, I’m cold as ice... ese principio le encantaba.

Revolucionaría el convento al tercer día, pensó riéndose sola. Desde niña, siempre que se enfrentaba a un reto trataba de reírse antes lo máximo posible. Si luego las cosas salían mal ya habría tiempo para llorar.

Y es que Raquel había crecido a base de palos y había llorado demasiadas veces. Sino fuera optimista, probablemente se hubiese colgado de un puente hacía tiempo. Enfermedades, problemas económicos, amores imposibles… era un forma dura de madurar, aunque muy eficiente. Pero notaba que necesitaba un descanso: una cosa era madurar rápido, pero a este paso se veía con artrosis mucho antes de lo previsto.

Así que después de todo aquello de la cocaína iba a descansar una buena temporada. Sólo faltaba saber si en una isla del Caribe o en una cárcel para mujeres.

Bip Bip Biiiip.

El mensaje al móvil le devolvió a la realidad. Ana ya habría conseguido el dato que necesitaba:

a) Club Riviera. ¡Mucha suerte, somos las mejores!
b) Ático del Hotel Arts. ¡A por él guapa!
c) Su casa, Calle Mallorca 113. Ten cuidado.

Ajustó el nudo de la corbata y se miró al espejo. Se sintió orgullosa de si misma, las tardes de gimnasio no habían sido en balde. El uniforme del instituto todavía le quedaba bien.