En la otra punta de la ciudad, el conserje del Hotel Arts pensó que la chica que acababa de llegar tampoco era de fiar. Pero el billete de 100 euros que le dio sólo por decirle dónde era la fiesta privada fue suficiente para comprar su silencio. Allá arriba debe haber unas cuantas como ella, no creo que una más se note, pensó para mantener su consciencia tranquila, y siguió escuchando la radio.
Gracias al detallito al conserje, Raquel había conseguido entrar al ático del hotel. El ambiente ahí no le gustó nada. Reconoció 4 o 5 caras de personajes a los que admiraba, y al verles ahí rodeados de mujeres que no eran precisamente con las que salían luego en el HOLA! y consumiendo sustancias que tampoco eran precisamente las que anunciaban ellos mismos por la tele, se sintió un tanto decepcionada. Si conseguimos legalizar la coca, nos podremos comprar la isla en el Caribe sólo con un par de fiestas de estas. Raquel, siempre buscando el lado positivo.

Desde la esquina en la que iba observándolo todo, vio entrar por fin a Víctor Amigó. El líder de la oposición en el Ayuntamiento hizo acto de presencia y las pulsaciones de Raquel se dispararon instantáneamente. Quería pedir una tila al camarero, pero pensó que un whisky doble haría el mismo efecto y no llamaría tanto la atención.
Diez minutos más tarde Raquel recordó que la tila y el whisky no eran exactamente lo mismo, pero decidió aprovecharse de su repentina euforia para pasar a la acción. Se encerró en el baño, sabiendo que tarde o temprano Amigó se pasaría por ahí.
Su fama de bebedor debía de ser cierta, porque Raquel no tardó en verle acercarse por la rendija de la puerta. Esperemos que su fama de mujeriego también lo sea.
En cuanto escuchó como se subía la cremallera, Raquel salió del lavabo donde estaba. Aunque habían pasado más de 10 años desde la última vez que le vio, seguía igual de guapo que entonces. Bastó una mirada entre ellos para que la tensión sexual se disparara. A por él.
- ¿Las quieres?, preguntó apretando sus propios pechos con las manos.
Como única respuesta, Víctor la cogió por la cintura y la metió en un lavabo, acorralándola entre su cuerpo y la puerta.
Con sus bocas separadas por un centímetro, Raquel susurró,
- Soy un poco viciosa... porque no abres la mochila...
Victor Amigó se sorprendió al abrir la mochila que señalaba Raquel, pero aquellos ojos verdes inyectados de pasión, no le dejaban pensar en otra cosa que poseerla ahí mismo. Si para ello se tenía que poner aquella ropa, lo haría. Estas chicas cada día están peor, pensó sonriendo.
Raquel, con el corazón a punto de salírsele del escote, le susurró algo oído.
- Cámbiate rápido, estoy en el lavabo de al lado calentando.
Mientras Víctor se cambiaba a toda velocidad con un sólo pensamiento en la cabeza, Raquel encendía en el lavabo de al lado el juguetito que había comprado para la ocasión. Todo a punto. Espero no tener que arrepentirme de esto.
Víctor se asomó por la rendija de su puerta, vio que había vía libre y fue al lavabo contiguo.
Al abrirlo, un flash cegador le dejó atontado unos segundos. Raquel los aprovechó para salir de ahí a toda velocidad. Cuando Amigó reaccionó y comprendió lo sucedido, las neuronas volvieron de la entrepierna al cerebro. Se giró rápidamente y vio a la chica del unifore observándole desde la puerta del baño con una peluca negra en la mano.
a - La Rubia ha vuelto Víctor. Y ahora está muy enfadada.
b - Te dije que te arrepentirías de aquello Victor.
c - Víctor, Ana era MI amiga.
6 comentarios:
la B deja las puertas más abiertas a un pasado tormentoso del político, lo cual ya me gusta.
todo esto me huele a chantaje --> victoria de la oposición en las elecciones --> lega-legalización --> pasta gansa... o nos dejarás cambiar el rumbo de la historia?
De acuerdo con Guille..
Me gusta el tono que va tomando la historia. Sigue así, pero a ver si en el siguiente encontronazo la cosa culmina!
Un beso
VOTO B.
La A suena a nos conocemos demasiado y no me has reconocido por una peluca y la C suena a rabieta de cole.
A ver qué tal el pasado oscuro del Sr. Amigó.
La B
coincido con el resto la b mola.
Por mayoría elijo la B, aunque la frase de la A es la que más me ha gustado, pero estoy con anónimo q suena a nos conocemos mucho y lo de no reconocerse por la peluca no me mola.
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