- Te dije que te arrepentirías de aquello Víctor...
Raquel se marchó del hotel a paso ligero, pero sabiendo que Víctor Amigó no la perseguiría vestido de marinero sadomasoquista. Cogió un taxi en dirección a casa de Ana, y por el camino estudió las fotos que había hecho. Con solo un disparo obtuvo 5 instantáneas, y por lo menos en dos de ellas se distinguía perfectamente la cara del político y su disfraz. Misión cumplida. Raquel respiró tranquila y se relajó escuchando la radio del taxista.
En la fiesta del alcalde, Ana había tenido unos momentos de tensión por culpa de las palabras del Inspector. Aquello de "esta chica no es de fiar" le pilló desprevenida, pero supo reaccionar a tiempo. ¿Quieres guerra Inspectorcito?
Cogío al Inspector Martinez de la mano, le besó muy cerca de los labios y dijo en tono jovial:
- Cariño, tú y tus bromitas...
Al señor Alegre le sorprendió aquella escena, pero decidió que era momento de retirarse. Nos vemos la semana que viene Ana, dijo a modo de despedida.
Ana asintió un poco nerviosa. Había caído en la cuenta de que hablar de legalizar las drogas y salir con un inspector de policía no era muy lógico. Sintió que aquello no era nada bueno, y pagó su enfado con el Inspector.
- ¿Se puede saber que derecho tienes a decir a ese hombre que no soy de fiar?
- ¡Estaba bromeando!
- ¿Bromeando? ¡Pues no ha tenido gracia!
Ana se dio la vuelta y se fue hacia la puerta. Notó como el inspector iba tras ella, pero no iba a parar hasta llegar a casa. Tenía que hablar con Raquel de todo aquello.

Aunque la seguía desde que salieron de la fiesta, el inspector la alcanzó muy cerca de su casa y la cogió por el brazo.
- Mira, todo aquello del collar fue un tanto extraño, pero lo de hoy todavía ha sido más. Sino quieres que te haga unas cuantas preguntas en comisaría, me vas a explicar ahora mismo qué es lo que ha pasado ahí dentro.
Ana se quedó mirando al inspector sin saber que decir.
- Mira jovencita, tú cara de niña buena no vale conmigo, ¿entiendes?
Aquello no pintaba bien, y Ana intentó enfriar la situación, aunque mientras hablaba se dio cuenta que quizás la estaba poniendo al rojo vivo.
- Sabes, estás muy guapo cuando te enfadas...
El inspector se quedó mirando a Ana fijamente. Las palabras le salieron solas:
- Tú no hace falta que te enfades para estarlo.
Aquellas dos frases tuvieron un efecto extraño. Sin saber muy bien porqué, ambos se besaron suavemente.
En ese momento el taxi de Raquel se paró en la acera de enfrente. Al ver la escena,
a) Sintió como si le estuvieran poniendo los cuernos delante de sus narices
b) Sonrió
c) Sintió como todo el plan se iba al garete
Raquel se marchó del hotel a paso ligero, pero sabiendo que Víctor Amigó no la perseguiría vestido de marinero sadomasoquista. Cogió un taxi en dirección a casa de Ana, y por el camino estudió las fotos que había hecho. Con solo un disparo obtuvo 5 instantáneas, y por lo menos en dos de ellas se distinguía perfectamente la cara del político y su disfraz. Misión cumplida. Raquel respiró tranquila y se relajó escuchando la radio del taxista.
En la fiesta del alcalde, Ana había tenido unos momentos de tensión por culpa de las palabras del Inspector. Aquello de "esta chica no es de fiar" le pilló desprevenida, pero supo reaccionar a tiempo. ¿Quieres guerra Inspectorcito?
Cogío al Inspector Martinez de la mano, le besó muy cerca de los labios y dijo en tono jovial:
- Cariño, tú y tus bromitas...
Al señor Alegre le sorprendió aquella escena, pero decidió que era momento de retirarse. Nos vemos la semana que viene Ana, dijo a modo de despedida.
Ana asintió un poco nerviosa. Había caído en la cuenta de que hablar de legalizar las drogas y salir con un inspector de policía no era muy lógico. Sintió que aquello no era nada bueno, y pagó su enfado con el Inspector.
- ¿Se puede saber que derecho tienes a decir a ese hombre que no soy de fiar?
- ¡Estaba bromeando!
- ¿Bromeando? ¡Pues no ha tenido gracia!
Ana se dio la vuelta y se fue hacia la puerta. Notó como el inspector iba tras ella, pero no iba a parar hasta llegar a casa. Tenía que hablar con Raquel de todo aquello.

Aunque la seguía desde que salieron de la fiesta, el inspector la alcanzó muy cerca de su casa y la cogió por el brazo.
- Mira, todo aquello del collar fue un tanto extraño, pero lo de hoy todavía ha sido más. Sino quieres que te haga unas cuantas preguntas en comisaría, me vas a explicar ahora mismo qué es lo que ha pasado ahí dentro.
Ana se quedó mirando al inspector sin saber que decir.
- Mira jovencita, tú cara de niña buena no vale conmigo, ¿entiendes?
Aquello no pintaba bien, y Ana intentó enfriar la situación, aunque mientras hablaba se dio cuenta que quizás la estaba poniendo al rojo vivo.
- Sabes, estás muy guapo cuando te enfadas...
El inspector se quedó mirando a Ana fijamente. Las palabras le salieron solas:
- Tú no hace falta que te enfades para estarlo.
Aquellas dos frases tuvieron un efecto extraño. Sin saber muy bien porqué, ambos se besaron suavemente.
En ese momento el taxi de Raquel se paró en la acera de enfrente. Al ver la escena,
a) Sintió como si le estuvieran poniendo los cuernos delante de sus narices
b) Sonrió
c) Sintió como todo el plan se iba al garete
5 comentarios:
jeje...
Me ha gustado.
Espero que Raquel sonría, puede que un beso entre ana y el inspector no sea lo mejor para su plan, pero seguro q esperaba q no todo saliera a la perfección. Además, me da la sensación de q a Raquel las dificultades le gustan. Por lo que me gustaría verla sonreir!!!!!!
Ya tenía ganas de leer un nuevo capítulo.
Claramente sonrío... rollo "me encanta que los planes salgan bien..."
A ver cuando se produce el trío...
La c
sonrió...
Me encanta que los planes salgan bien.
Claramente la C, estas tías van de duras pero a la que se les planta delante un tío que les dé estabilidad se les olvidan los planes de conquistar el mundo.
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